Saltos de cuerda
Cómo se hace: Sujeta la cuerda con ambas manos y colócala detrás de ti, a la altura de los talones. Mantén los pies juntos y las rodillas ligeramente flexionadas. Gira la cuerda sobre tu cabeza usando principalmente las muñecas, no los brazos, y salta justo lo suficiente para que la cuerda pase por debajo de tus pies. Intenta aterrizar suavemente sobre la punta de los pies, manteniendo los talones elevados.
Técnica:
Mantén una postura erguida con la espalda recta y el core contraído.
Los codos deben estar cerca del torso, y el movimiento de la cuerda debe originarse en las muñecas, no en los brazos.
Salta a baja altura, solo lo necesario para permitir el paso de la cuerda, con el objetivo de mantener un ritmo continuo y minimizar el impacto en las articulaciones.
Intenta aterrizar en la parte delantera de los pies, sin dejar que los talones toquen el suelo, para mejorar la agilidad y proteger tus articulaciones.
Tips:
Exhala de manera regular y mantén un ritmo constante de respiración para evitar la fatiga.
Si eres principiante, empieza con intervalos cortos y ve incrementando el tiempo a medida que adquieras resistencia.
Usa un espejo para revisar tu postura y asegurar que los hombros estén relajados y no subidos hacia las orejas.
Varía el ritmo, velocidad y tipo de salto (como cruzado o doble) para hacer la rutina más desafiante y entretenida.
Para qué funciona: Saltar la cuerda es un ejercicio cardiovascular excelente para mejorar la resistencia, la coordinación y el equilibrio. También ayuda a desarrollar fuerza y resistencia muscular en las piernas y el core, a la vez que incrementa la capacidad aeróbica y quema calorías. Este ejercicio es ideal tanto para quienes buscan mejorar su acondicionamiento físico general como para aquellos interesados en la agilidad y la velocidad.
Músculos trabajados:
Pantorrillas
Cuádriceps
Isquiotibiales
Glúteos
Músculos del core (abdominales y lumbares)
Deltoides y músculos de los antebrazos (para el control de la cuerda)